una mujer que estuvo embarazada 46 año!!
Marruecos
Los científicos están consternados por el
extraño caso de Sara Aboutalib, una humilde mujer marroquí, que vive en una
pequeña aldea de la ciudad de Casa blanca.
En 1955, a
los 26 años de edad, Sara estaba embarazada de su primer bebé. Ella estaba
feliz y esperaba con ansias el día de su nacimiento.
Un día como
era de esperarse, se le presentaron las contracciones. El dolor era
insoportable y estaba sangrando mucho; pero después de más de cuarenta y ocho
horas de dolores de parto el bebé aún no nacía, así que la llevaron de urgencia
al hospital
En el
hospital le informaron aSara que solamente podría tener a su bebé si le era
realizada una cesárea. Sin embargo, en ese preciso momento otra joven mujer
moría en una terrible agonía en la mesa de operaciones tras una cesárea; y
Sara sintió mucho miedo y decidió que si tenía que morir, iba a morir en
su casa. Así que convencida de que moriría se marchó.
El dolor y
sufrimiento continuaron por varios días, pero el bebé aún no nacía.
Su hermana
estuvo todo el tiempo junto a ella, y le dijo: “Si no puedes tener este bebé,
yo te daré a mi hija”.
Pocos días después el dolor cesó, las contracciones desaparecieron y los signos vitales del bebé dejaron de sentirse, por lo que Sara pensó que esta situación se debía a una antigua tradición de su cultura. Ella pensaba que tenía un “bebé dormido” y que algún día su bebé iba a despertar. Así que, Sara lo dejó dormir… "Los bebés dormidos" son, según la creencia popular marroquí, los bebés que pueden vivir dentro del vientre de una mujer para proteger su honor.
Los vecinos
de la mujer pronto comenzaron a especular acerca de lo que creían que le había
pasado al bebé de Sara. Ellos tenían sus propias teorías y pensaban que
alguien le había echado una maldición.
“Sólo Dios
sabe si eso es verdad, pero mi bebé nunca más se movió”, dice la entristecida
mujer.
Tratando de
olvidar a su “bebé dormido” Sara adoptó a tres niños: sus hijos crecieron, y
luego los hijos de sus hijos crecieron también. Pero cuarenta y seis años más
tarde, la salud de Zahra comenzó a deteriorarse rápidamente y reaparecieron los
dolores que había sentido casi medio siglo atrás.
Los doctores
de la localidad hicieron todo lo posible por descubrir qué le sucedía a Sara ,
pero decidieron que la mujer debía ir a un hospital de Rabat, la capital de
Marruecos, para realizarse estudios más profundos.
“Alguien tocó
a mi puerta y allí estaba una anciana asida de dos personas. Se veía muy débil
y exhausta y además tenía el vientre muy abultado”, dijo el Profesor Taibi
Ouazzani al ver a Sara por primera vez.
El Profesor
Ouazzani le hizo una prueba de ultrasonido, pero no pudo determinar exactamente
de qué se trataba, pues la mujer parecía tener un tumor de ovario, ya que sólo
se apreciaba una masa blanca…
Así que el
profesor decidió enviarla al especialista en radiografías, el Dr. Bensouda,
para que diera una segunda opinión. Bensouda le realizó una ecografía
para ver qué tenía Sara en su abultado vientre.
En la
ecografía sólo se podía apreciar una masa blanca con calcificaciones. Sin
embargo, el Dr. Bensouda decidió profundizar más el estudio con el escáner. Lo
que descubrió lo dejó en shock.
Cuarenta y
cinco minutos más tarde el Dr. Bensouda llegó temblando y me dijo: “Profesor
Ouazzani esto… esto es un embarazo”.
El Dr.
Ouazzani quedó tan perturbado con la respuesta del Dr. Bensouda que ordenó otro
escáner. Era tan extraño y bizarro este caso, que los doctores no salían de su
asombro. En el tercer estudio los doctores comprobaron que se trataba de un
embarazo ectópico abdominal (un embarazo fuera del útero). En el insólito caso
de Sara, el bebé se quedó casi al final de la Trompa de Falopio, pero no pudo
entrar por completo en el útero, así que su embarazo se desarrollo en el área
abdominal. La mayoría de los fetos no pueden durar con vida más de tres meses,
pero el bebé de Sara pudo desarrollarse.
Los doctores
no podían creerlo, la mujer de ahora 72 años estaba embarazada y tenía en su
vientre un bebé calcificado.
El reto que
enfrentaban los galenos era muy serio, ¿cómo podían sacar el feto de Sara sin
que esta muriera desangrada en la mesa de operaciones? El caso era muy difícil
debido a que el bebé fue absorbido por los órganos vitales de Sara. Los
galenos no entienden cómo Sara pudo sobrevivir tantos años y cómo el bebé
muerto fue aceptado por el organismo de Sara como si fuera otro órgano. Por si
esto fuera poco, al mismo tiempo el cuerpo de Sara para protegerse de la
infección del “cuerpo extraño” desarrolló una capa protectora calcificada
alrededor del feto muerto.
Así es que,
Sara tuvo que enfrentarse a una operación mucho más peligrosa que la que había
tratado de evitar cuarenta y seis años antes. La operación fue muy riesgosa, ya
que cualquier equivocación podría dañar órganos vitales, y Sara terminaría
desangrada en la mesa de operaciones. Poco a poco el Dr. Ouazzani fue
extrayendo del interior de Sara el feto calcificado, duro como piedra. Estaba
enredado entre los intestinos, la vejiga y el estómago de la mujer. Por fortuna
la mujer pudo soportar la intervención que duró cuatro horas, y se logró
extraer con éxito el feto con apariencia humana de siete libras de peso y 42
cms de largo.
El bebé de
Sara es un caso llamado lithopedion o litopedia, también conocido como “bebé
de piedra”. Este es un fenómeno médico extremadamente raro. Solamente se
conocen trescientos casos similares documentados. En Brasil, le fue removido un
bebé lithopendios a una madre a los 18 años de haber muerto en su vientre, y en
el Congo fue extraído otro bebé a tres años de su deceso.
Por ahora
muchos se preguntan, ¿Sara hubiera podido tener su bebé en 1955?
Según los
doctores Sara pudo haber muerto por hemorragia interna, por una severa
infección o por rechazo de un cuerpo extraño por su organismo. Sin embargo, el
bebé fue absorbido por su cuerpo. Este es un hecho sin precedentes.
No obstante,
a pesar de todo, quizá la corazonada que tuvo esta mujer acerca de que podría
morir durante la cesárea hace cuarenta y seis años, es válida. Posiblemente,
evitar aquella riesgosa operación fue lo mejor que le pudo haber pasado a
Sara , ya que en 1955, no se disponía de los avances tecnológicos necesarios
–como el escáner- para asumir las complicaciones de una placenta adherida a sus
órganos internos como lo que tuvo que enfrentar el Dr. Ouazzani cuarenta y seis
años después. Probablemente, Sara y su bebé hubieran muerto aquel día.
Hoy en día
Sara le da gracias a Dios por haber tenido la sabia decisión de adoptar a sus
tres maravillosos hijos, los cuales ahora le han dado nietos que la llenan cada
día de dicha y felicidad.
¿Usted qué
opina? Por favor, escriba su opinión aquí debajo en comentarios.
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